El aloe vera es una planta de hoja perenne que crece de forma silvestre en climas tropicales, semitropicales y áridos de todo el mundo.
Posee unas quinientas especies y se considera invasora en muchas regiones del mundo. Actualmente, hay más de doscientas cincuenta variedades reconocidas de aloe, de las cuales, solamente cuatro tienen características curativas o medicinales significativas.
Esta planta desarrolla unas hojas carnosas triangulares con bordes dentados. Pueden llegar a medir entre 40 y 50 centímetros de largo y 15 centímetros de ancho. Hace una flor de color rojo o amarillo pero la floración no se produce hasta los tres o cuatro años de edad.
El cultivo
El aloe vera se cultiva para muchas finalidades, como planta decorativa, para usos medicinales, en cosmética e incluso para la alimentación en algunos países.
Cuando las plantas se llenan de los hijuelos que surgen alrededor de la planta madre, se deben dividir para posibilitar un mayor crecimiento de la planta principal y ayudar a prevenir infestaciones de plagas, como ácaros, cochinillas y especies de áfidos.
Esta especie es relativamente resistente a la mayoría de las plagas de insectos.
Debido a que el aloe vera procede de sitios calurosos y desérticos, su cultivo requiere que las temperaturas mínimas no bajen de 0 grados. Durante el invierno, puede entrar en estado de latencia, por lo que se deben suspender los riegos, sobre todo si está en el exterior. En zonas demasiado frías es mejor mantenerla en el interior o en invernaderos con calefacción.
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Propiedades y usos
De ella se obtienen dos productos, el gel y el acíbar. El gel es la porción mucilaginosa del parénquima tisular o mesófilo situado en el centro de las hojas. De esta pulpa se extrae un gel brillante y amargo. El acíbar es el zumo que resulta de la incisión de las hojas, es un sólido cristalino de color marrón y muy amargo.
El gel de aloe se usa típicamente para hacer medicamentos tópicos para afecciones de la piel, como quemaduras, heridas, congelación, erupciones cutáneas, psoriasis, herpes labial o piel seca. En general, se obtiene dejando fluir el líquido que sale de las hojas cortadas transversalmente en un recipiente. El olor es característico y fuerte.
Las hojas deben ser cortadas por la base, cerca del tallo. Para cortarlas basta con hacer una pequeña incisión en el nacimiento de la hoja y hacer un giro circular en torno al tallo, sin causar de este modo, daño alguno a la planta.
Una vez recolectadas, las hojas son lavadas y fileteadas. La epidermis debe eliminarse, ya que contiene aloína, una sustancia tóxica.